Una de las tradiciones más antiguas de Semana Santa es tomar la mona de Pascua el Lunes de Pascua. Se trata de un elemento simbólico que representa el fin de la Cuaresma y por tanto, de las abstinencias que se llevan a cabo en ese período.
En Cuaresma se hace ayuno y también se practica la abstinencia, que consiste en dejar de consumir carnes rojas, como una forma de honrar a Jesús al pasar 40 días en el desierto. Sin embargo, en las vacaciones de Pascua, se consume una gran cantidad variada de dulces típicos, uno de ellos es la mona de Pascua.
Pero esto ya se practicaba en otras culturas y religiones. Algunos dicen que la palabra mona de Pascua proviene de la traducción del término árabe “munna”. Significa “provisión en la boca”, y era un dulce que hacían los moriscos a sus señores para celebrar que su período de abstinencias había finalizado. Actualmente en España, la tradición es típica solo en algunas regiones. Se trata de un elemento típico en la repostería de Cataluña, Murcia, Aragón, así como de tierras manchegas y de la Comunidad Valenciana. La costumbre dice que debe comerse con longaniza de pascua.
Tradicionalmente el padrino regala a su ahijado la mona el Domingo de Pascua después de misa. Pero la costumbre es comerla al día siguiente en familia, el Lunes de Pascua. Mientras que la mona representa el fin de las abstinencias y el ayuno, el huevo indica el principio de la vida. Esto último coincide con una fecha muy apropiada: la llegada de la primavera.
Pero no todo el mundo tiene un padrino que le regale una mona, aunque esto no quiere decir que no se pueda cumplir con la tradición. De todas las tradiciones cogemos lo mejor, y por ello el Lunes de Pascua, más bien conocido como el día de la mona, todos deberían darse el capricho de hacer una salida al campo con sus seres queridos a merendar la mona de Pascua.
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