El alimento más amado por muchos y, sorprendentemente, odiado por una pequeña minoría. Hoy te contamos el origen del chocolate.

Originariamente, el chocolate se descubrió en México donde, según cuenta la leyenda, el dios Quetzalcoatl regaló el árbol de cacao a los hombres. Este árbol es el que años más tarde sería nombrado como Theobroma Cacao, que significa “alimento de los dioses” en griego.

El cacao tuvo un papel muy importante dentro de la sociedad azteca, y además, muchos lo utilizaban como moneda de cambio. En la época existían varias formas de tomarlo: líquido y mezclado con especias. El resultado final era el de una bebida energética, de color oscuro y textura espesa y espumosa que llamaron “tchocolatl”, un nombre que no se aleja mucho del actual “chocolate”.

¿Y cómo llegó a España? Fue Hernán Cortés quien hizo posible que se disfrutara del chocolate, primero en España y luego, en el resto de Europa. Al desembarcar en la costa de México en el año 1519, los aztecas, que entonces estaban liderados por el emperador Moctezuma II, creyeron al verlo que el español era el dios Quetzcacoatl, por lo que en cuanto lo vieron fueron hacia él ofreciéndole el famoso “tchocolatl”. Es entonces cuando el conquistador descubre el chocolate, haciendo que durante los años siguientes los religiosos que viajaban con él introdujeran la bebida, endulzada y caliente, en España.

La infanta española Ana de Austria, una gran fan del chocolate, fue quien llevó el chocolate hasta la corte francesa tras casarse con el rey de Francia, Luis XIII, en 1615. Consiguió que cogiera fama tanto en las cortes española y francesa, para luego conseguir que se extendiera por el resto del viejo continente.

Frío, caliente, con leche, puro, líquido, sólido… ¿Cómo te gusta a ti el chocolate?