En primer lugar, es imprescindible utilizar alimentos frescos y de calidad en la preparación de las comidas para mantener unos hábitos saludables. El principal objetivo es huir de los alimentos con conservantes que ya se venden preparados.

Además, es recomendable acompañar todas las comidas con una base vegetal. Acompañar los alimentos con verduras cocidas o frescas enriquece la calidad de la dieta que se está llevando.

Usar grasas saludables como el aceite de oliva virgen en lugar de otros aceites o mantequillas es de gran importancia. No obstante, no se debe abusar de esta sustancia ni tampoco dejar que se queme el aceite mientras se cocina. El truco es que el humo que desprenda la sartén no sea de color blanco.

Para conseguir un toque más personal y diferente, se pueden añadir a los alimentos especias o hierbas aromáticas. Esta acción es una buena forma de mejorar el sabor de tus platos y de forma totalmente saludable.

Por otra parte, el uso de sal y azúcar debe ser el mínimo posible. Para ello acostumbrarse a cocinar sin sal o azúcar o tratar de disminuir su consumo es la clave para mantener una dieta más saludable. Pues algunas enfermedades son causadas por el exceso de estas sustancias de color blanco.

Finalmente, el agua que has usado para hervir verduras puede mejorar el sabor de tus caldos o arroces, ya sean de carne o pescado. Además, con este hecho tus platos serán mucho más beneficiosos y saludables.