Este snack de la terreta tiene una historia detrás que muy poca gente conoce, y por eso hoy te contamos el origen de las rosquilletas valencianas.

Las rosquilletas es uno de los productos valencianos que más fuerza está cogiendo en todos los supermercados del país, aunque no siempre se les conoce por ese nombre, pues en algunos sitios se les llama palitos, picos o colines. El snack valenciano por excelencia se elabora a partir de harina, levadura, sal, aceite y agua, pero hoy en día hay una gran variedad de ellas con diferentes ingredientes. Lleven lo que lleven, es imposible resistirse a ellas.

La verdad es que nadie recuerda el momento exacto en el que los hornos comenzaron a ofrecer a sus clientes estas rosquilletas, aunque nunca faltaba en las casas de todos los valencianos. Las rosquilletas con anisetes conseguían que se formaran largas colas en los establecimientos solo por hacerse con un paquete. Curiosamente, eran las rosquilletas las que se mojaban en la horchata antes de que aparecieran los fartons en los años 60, por lo que se decidió industrializarlas con empresas como Velarte, que comenzaron a fabricarlas en serie y darlas a conocer en toda España y el mundo.

Fue tal el éxito, que para que te hagas una idea solo esta empresa fabrica 40 millones de paquetes al año, exportando un 25% de su producción. Al fin y al cabo, las rosquilletas combinan con cualquier cosa, no solamente con la horchata. Mucha gente se las come acompañadas de chocolate, higos, membrillo e incluso helados. Aunque si prefieres escoger una opción salada, siempre puedes escoger el queso, fiambre, ensaladilla o el hummus y el guacamole si prefieres untarlas.

Y tú, ¿cómo te comes las rosquilletas? ¿Las prefieres con algo dulce o algo salado?