1.     Empezamos tamizando la harina junto con los demás ingredientes secos — el azúcar, la canela, la sal y la levadura — utilizando un colador.

2.     En un recipiente diferente mezcla 3 de las 5 yemas, el zumo de limón y la mantequilla derretida.

3.     A continuación, con ayuda de una varilla, bien sea manual o automática, agrega la mezcla de la harina a las yemas y mezcla hasta conseguir una masa homogénea.

4.     Divide la masa en cuatro partes, cúbrelas con papel film para que no se resequen y déjalas reposar en la nevera unas cuatro horas aproximadamente.

5.     Después del tiempo de reposo, revisa la masa y si se ha quedado muy pegajosa puedes añadir un poco de harina. Coloca la masa en una superficie plana previamente enharinada y con ayuda de un rodillo empieza a aplanarla hasta que quede una masa de entre 5 y 8 milímetros de grosor.

6.     Precalienta el horno a 180 grados y comienza a darle forma a las galletas. Para esto ayúdate de los típicos moldes navideños en forma de galleta de jengibre, árbol de navidad, estrella, campana… Coloca las galletas en una bandeja de horno previamente forrada con papel vegetal para que no se peguen.

7.     Bate las dos yemas restantes y con ayuda de un pincel de cocina, pinta las galletas y decóralas con azúcar o bolitas de colores.

8.     Mételas al horno entre 7 y 10 minutos, dependiendo de si te gustan más o menos tostadas.

Para la conservación de las galletas te aconsejamos meterlas en una caja hermética forrada con papel vegetal. Puedes conservar las galletas durante 5 días, aunque con la pinta que tienen, no creemos que vayan a durar mucho en la cocina. ¡Disfrutad!